top of page

Cómo podemos enfrentar el cáncer

  • Foto del escritor: Dr. Jesús Antonio Acosta
    Dr. Jesús Antonio Acosta
  • 28 jul 2020
  • 3 Min. de lectura

La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más onerosa.

Todos, al nacer, somos ciudadanos de dos reinos, el de los sanos y el de los enfermos.

Y aunque todos prefiramos usar solo un buen pasaporte,

tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado, al menos por un tiempo,

a identificarse como ciudadano de aquel otro lugar.

Susan Sontag



Existen muchas razones para que el cáncer sea cada vez una enfermedad más frecuente: en la medida que aumenta la expectativa de vida en nuestras poblaciones, la probabilidad de envejecer es mayor. Así como nosotros envejecemos nuestras células presentan con el paso del tiempo, desórdenes que posibilitan la aparición de enfermedades malignas. Además, existen también factores ambientales (contaminación, uso de asbesto) y hábitos relacionados con la vida moderna (cigarrillo, alcohol, sedentarismo) que también colaboran a que estas enfermedades sean cada vez más frecuentes.


Todo lo anteriormente anotado, hace que cada uno de nosotros tenga una probabilidad considerable de enfrentarse al cáncer, bien sea como paciente o acompañando a alguno de nuestros familiares en una de estas enfermedades. A pesar que inicialmente la confirmación del diagnóstico de cáncer produce frecuentemente un gran choque emocional, es importante poder afrontar esta condición con las mejores herramientas posibles para el beneficio de cada paciente.


Este es el momento de tener en cuenta que el cáncer no es sólo una enfermedad orgánica, sino que además representa una afectación emocional muy importante para cada uno de los pacientes y su familia, así como un camino largo, en ocasiones con múltiples dolores físicos y psicológicos en cuanto a los tratamientos que debe seguir cada persona de acuerdo al tipo de cáncer y a lo avanzado de su enfermedad.


Parafraseando a S. Sontag, cuando nos vemos obligados a usar el pasaporte no deseado, o cuando uno de nuestros seres queridos es llamado a identificarse con esta ciudadanía, el soporte que nos ofrece determinado sistema de salud se vuelve la base fundamental para enfrentar adecuadamente el manejo de la enfermedad.


En una reciente publicación del New England Journal of Medicine, una de las revistas médicas más reconocidas a nivel mundial, se hace énfasis en que el futuro del cuidado al enfermo está fundamentado en la relación Médico-Paciente. Es un verdadero reto para el médico poder ofrecer a sus pacientes todas las herramientas tecnológicas disponibles a su alcance en aras del control de la enfermedad, sin dejar de lado las necesidades emocionales de cada paciente, soportadas en una comunicación directa y humanizada; así como poder involucrar otros profesionales de la salud en un verdadero equipo de trabajo cuyo único objetivo sea el bienestar del paciente sin importar el desenlace final de la enfermedad.


Esta corta reflexión busca comprometer tanto a profesionales de la salud, como a pacientes y sus familias en la construcción de una relación profesional sólida, eficiente y humanizada donde el resultado final no siempre es la curación, pero siempre debe culminar en el bienestar del paciente y su familia.


Los deberes del médico se convierten automáticamente los derechos del paciente: una información continua, clara y cálida acerca de la evolución de la enfermedad; el uso de toda la tecnología disponible para el control de la enfermedad; la garantía de una oportunidad adecuada en todos los procedimientos necesarios y el respeto a todas las decisiones del paciente, sin importar ninguna diferencia posible y aún por encima muchas veces de la evidencia científica.


Por otra parte, el paciente y su familia, facilitan la labor del equipo de salud proporcionando una información real y completa sobre su estado de salud en el marco de una relación igualmente cálida y respetuosa. Dentro de la confianza generada por el médico debe cumplir con las indicaciones del médico, no sin antes tener claridad completa sobre las mismas.


La invitación es a que el diagnóstico de cáncer no nos enfrente necesariamente al concepto de fatalidad. Una vez conocido el diagnóstico se puede conformar un equipo de trabajo en conjunto con la familia, el médico tratante y el equipo complementario de profesionales de la salud, con la intención de buscar el mejor resultado clínico sin desconocer las necesidades del paciente en cada momento de la enfermedad.




¡Hablemos!

  1. ¿Alguna vez usted o algún familiar cercano ha sido diagnosticado de cáncer?

  2. ¿Quiere compartir algo de su experiencia que considere que puede ayudar a otros?

  3. ¿Cómo fue la relación con su médico tratante?

  4. ¿Qué le agradecería a su médico de esa relación y qué le pediría que fuera diferente?



 
 
 

Comments


© 2020 Jesús Antonio Acosta Peñaloza. Bogotá, Colombia.

    Realizado por Torre Gráfica Limitada

bottom of page